El día que escribí «FIN»

A veces, los sueños tardan en hacerse realidad, pero cuando llegan, lo hacen con una fuerza arrolladora.

Tenía 16 años cuando la historia de Andy & Jack apareció en mi cabeza. No era más que destellos, escenas sueltas, sentimientos intensos que no sabía cómo plasmar en palabras. Pero estaba ahí, latiendo dentro de mí, esperando pacientemente el momento de salir. Comencé a escribir un borrador completamente a mano, con la ilusión de tenerla escrita como recuerdo para cuando «fuera grande».

Pasaron los años. Crecí, cambié, viví. Pero mi historia nunca me abandonó. Seguía en mi mente, en mi corazón, en cada escena que imaginaba y en cada canción que escuchaba. Hasta que un día decidí que ya era hora. Que quería dar a conocer mi historia al mundo. Me inscribí a un programa increíble para autores, me senté frente a la computadora y empecé a escribir.

Hubo días en los que las palabras fluían como un río desbordado, y otros en los que cada frase parecía una batalla. Pero seguí adelante. Porque esta historia lo merecía. Porque estos personajes lo merecían. Porque mi yo adolescente lo merecía.

Y entonces, después de tantas sesiones de escritura, de lágrimas derramadas, de dudas y de emoción pura… sucedió.

Escribí la última línea.

Puse «FIN» en la pantalla.

No puedo explicar la emoción que me llenó en ese momento.

No porque fuera el final, sino porque era un nuevo comienzo. Porque lo que alguna vez fue solo un sueño en mi mente de adolescente, ahora era real. Existía.

Terminar el primer borrador de mi primera novela es una de los logros más emocionantes de mi vida. Es la prueba de que los sueños no caducan, que las historias que llevamos dentro merecen ser contadas y que, si seguimos nuestro corazón, podemos hacer que la magia suceda.

Andy & Jack ya no es solo mío. Pronto será de ustedes.